viernes, 25 de marzo de 2011

A todas mis ramitas españolas…

Todos empezamos siendo una pequeña semilla. Un día nos encontramos dentro de un carozo y al siguiente entramos en contacto con la tierra, nos abrazamos a ella con unas fuertes raíces y empezamos a crecer.

Parte de lo que somos tiene que ver con lo que hemos obtenido durante la gestación, lo que sentimos en el mismo momento de nacer y otra parte de nuestro ser se nutre de lo vivido y sobre todo de con quien lo hemos vivido. Estas líneas hablan de eso, de un pequeño árbol que un día llegó, arrastrado por una fuerte corriente y que con sus raíces al aire, abrazó la tierra para quedarse.

Poco a poco empezaron a salir nuevos brotes del árbol, bonitas ramas que le darían cobijo en los días fríos y sombra en los días de mayor calor.

Ramas que crecieron alrededor del árbol, impulsándolo hacia arriba, ayudándolo a crecer.

Algunas ramas se secaron, se marchitaron y cayeron. Otras ramas se hicieron más fuertes con el tiempo y se aferraron más que otras al árbol. Otras hicieron flor y dieron nuevos frutos.

Las ramas lo acompañaron los días de lluvia e hicieron que cantasen pájaros durante el verano. Algunas ramas solo permanecieron alguna estación.

Sea cual fuera la naturaleza de las ramas, flores y brotes, el árbol fue feliz con ellas, porque así se veía más hermoso, y además estas ramas hacían que extrañe menos el carozo que una vez dejó, allá lejos, en otra tierra.

Hoy llega otra fuerte ráfaga de viento que impulsará al árbol hacia otra tierra. El árbol, ya maduro, se irá pero nunca olvidará las ramas que le crecieron alrededor, porque cada vez que mire verá las huellas que dejaron en él. Mantendrá el olor de sus flores en la memoria y escuchará nuevos pájaros que cantarán con él haciéndole recordar las canciones más antiguas.

El árbol se despide sin decir adiós, porque sabe que cada vez que la luna se vaya a dormir, del otro lado de la Tierra, saldrá un nuevo sol que alimentará las ramas que dejó atrás, brillará sobre las semillas que dejó y en ese momento en que aún el sol no termina de despuntar ni la luna está del todo en el cielo, en ese justo momento, un viento soplará y volveremos a estar juntos…

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